Conversaciones de ascensor. Instantes tensos buscando algo que decir.
Y aprendo a valorar cuan bonito es el silencio mientras cuento cada uno de los lunares de su espalda. Ojalá fueran millones, así no pararía nunca.
A veces no hacen falta palabras, y cuando se fuerzan, no son de verdad.
Me gusta llamar a estas situaciones, conversaciones de besugos, donde no hay nada más que blablabla...
Una vez me dijeron, que cuando se está cómodo con alguien, los silencios son largos y reconfortantes, de verdad, simplemente, porque no hay nada más que decir que no se pueda decir sin decir nada (valga la redundancia, pero no hay mejor manera de expresarlo).
Cuando algo así ocurre, nos sentimos libres de presiones, relajados, disfrutamos de la compañía que nos ofrece un olor, una caricia, una mirada..
Creo que compraré un besugo, lo sacaré a pasear, para que sea el único con el que acabe manteniendo este tipo de blablabla...
Así no tendré que preocuparme de tenerlas con nadie más.
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