Después de un fin de semana derrochando energía por los poros siempre llega el momento en el que tienes que volver a realidad y eso, normalmente, te acaba sumergiendo en un estado de embriagadez. Y es que después de la subida todo cae por su propio peso.
Sólo ocasionalmente me dejo llevar por mis paranoyas mentales, que sinceramente, no me traen ningún bienestar, más bien al contrario. Supongo que todos tenemos secretos que guardamos para nuestros ratos de soledad en los que intimamos profundamente con nuestro subsconciente. Sinceramente, adoro esos pequeños recobecos de mi mente que sólo yo misma conozco y a los que absolutamente nadie es capaz de llegar, puede que esto sea una forma de autodefensa, no lo niego, pero me parece interesante que el misterio sea a veces el que juegue sus medias cartas ocultando parte de la baraja.
Todo tiene sus pros y sus contras, en estos momentos de mi vida, creo que mi mayor contra soy yo misma.
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