Nubes

Los días nublados me dan y me quitan vida a la vez.

Se agradece que las nubes cubran el sol de vez en cuando. Un poco de aire fresco traslada las cosas de sitio, incluso las palomas sienten la necesidad de correr hacia la playa (porque aquí corren, no vuelan).

Son días que me llaman muchísimo la atención porque me hacen caer en la cuenta de la velocidad que tiene el tiempo para pasar de largo. Así consigo enumerar todas y cada una de las cosas que han sucedido en mi mundo durante los días. No puedo negar que incluso llegan a llenarme la cabeza de pajaritos aturdidos por el vendabal, cosa que consigue hundirme en un estado de absoluta tristeza, pero viendolo de este modo este sentimiento no siempre trae consigo caracteristicas peyorativas, sino más bien aveces es totalmente necesario.

La tristeza es bastante relativa, ya que sin un extremo no obtendriamos el otro, es decir, sin ella ni siquiera podriamos ser conscientes de esa palabra que todo el mundo busca en su vida, la felicidad.

Supongo que ésta, a su vez, también está ligada a una serie de acontecimientos, dudo que la verdadera felicidad exista, simplemente, es algo que estamos destinados a buscar para no encontrar el resto de nuestra vida, y si ya, como en mi caso, se trata de una persona inconformista, apaga y vámonos; a nosotros nunca nos llega la plena felicidad porque simplemente a nuestro parecer, no existe.

Vivimos en un mundo en el que la gente está totalmente segura que puede llegar a encontrar lo quiere, y no hace otra cosa que poner todas sus fuerzas en encontrarlo, pero.. ¿realmente es así como uno toca la felicidad o es disfrutando de todos aquellos pequeños ratitos que la vida nos brinda a lo largo de los años?

En fín, son cosas de miercoles nublados.