Cuando llega el momento, sabes que es el momento.
Cuando llega el adiós, sabes que es el adiós.
Las etapas hay que acabarlas, aunque normalmente nos agarremos a un pequeño ápice de esperanza, hay que terminar con ellas.
No eres capaz de tal cosa hasta un momento justo, unas décimas de segundo en las que te vuelves consciente de que debes tomar tal decisión, que es necesario poner fín al pasado para comenzar con el futuro.
No es hasta un día concreto cuando recapacitas y palpas el cambio que está experimentando tu vida, aquel que te hace valeroso de enviar a la papelera archivos que ya no forman parte del presente.
Los que nos rodean nos obligan a olvidar a regañadientes, a seguir adelante por mucho que nosotros no queramos hacerlo.
Simplemente, cuando llega el momento, sabes que es el momento, y ahí, nada ni nadie podrá decir lo contrario.
Y cuando el momento llega y eres consciente de ello, puede pasar que te atenace el escalofrío que recorre el espinazo. O no.
ResponderEliminarBesosss
Siempre te recorre ese escalofrío...pero hay que dejarlo pasar. Los cambios, son necesarios.
ResponderEliminarSé que es así, pero a mí me cuesta horrores. Supongo que me produce angustia dar por zanjado un asunto para el que hubiera deseado otro final.
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