Normalmente no somos capaces de diferenciar unos de otros. Vivimos tan a prisa que la inconsciencia nos invade en cada segundo, sin dejarnos resolver muchas preguntas que dejamos sin respuesta. Practicamente no volvemos a plantearnoslas nunca, a no ser que alguna de ellas porte una gran importancia; acabamos olvidandolas como si no hubiesen pasado por nuestra cabeza; las dejamos volar.
Supongo que es algo que nos pasa a todos, y a veces, les restamos importancia porque no queremos volvernos locos en el transcurso de su resolución. Eso es lo que nos hace entrar en la rutina, perder la inquietud, la curiosidad... el miedo a resolver una duda o simplemente el camino hacia ello.
En algunas ocasiones, hay alguien que se para a pensar, y se da cuenta de todo aquello que tiene alrededor, aquello que no valora, aquello que hacemos parte de la rutina, al igual que a nuestras preguntas, que se convierten en algo más sin importancia.
Y tú... ¿te has parado a pensar?
ResponderEliminarBesosss
Normalmente pienso demasiado, no tengo miedo.
ResponderEliminarPero hoy, he visto las cosas desde otra perspectiva :)
Muchas veces eso que no nos pareció importante ha sido fundamental, saludos
ResponderEliminar