Hace un par de días, recordé su olor. Soy incapaz de explicar la sensación, se asemeja a revivir una situación cercana pero a través del olfato, sin utilizar tan siquiera imágenes.
No es la primera vez que me pasa, sin venir a cuento me veo sumergida en un mar de vivencias inesperadamente, ya puedo estar en casa, en una terraza o en el cine. Supongo que poseo un don especial respecto a los aromas, ya que cuando uno se inserta en mi memoria, jamás logro hacerlo desaparecer.
El perfume del chico que besó mis labios por primera vez, el olor a sandía sumergido en historias que mi abuela relataba durante noches de verano, la piel salada de baños nocturnos entre olas mediterráneas, aromas pegados a la almohada después de madrugadas eternas, un champú de camomila y los tirones de pelo de mi madre al peinarme, oler a lluvia al cruzar con su mirada en un portal...
Miles de momentos a los que puedo viajar en una chispa tan sólo con inspirar y expirar.
Es curioso, a mí también me sucede... Y de repente algo que creías olvidado resurge con toda su fuerza... Si lo piensas es bonito :)
ResponderEliminarEs maravilloso.. pero también doloroso...pero aún así, no lo cambiaría por nada, es bonito recordar cosas que creías totalmente olvidadas :)
ResponderEliminarLa vida se compone de eso, de los pequeños trocitos.
ResponderEliminarUn blog maravilloso :)
un abrazo