Guau!

Pobre animalito mi perro, me mira con ojos de corderito esperando un mimo, evidentemente, no puedo negarme, a sabiendas de conocer la lata que me da después. Tiene una obsesión inmensa con las caricias, y aunque las apariencias muestren lo contrario, me parezco demasiado a él.

Normalmente, soy algo apática hacia las carantoñas, nunca he sido una persona amante de los mimos, pero no puedo negar, que a todo el mundo le gusta ser querido.

Supongo que hace tiempo que no paso por una experiencia parecida, por lo que cualquier atisbo de atención me hace descolocar mis casillas en un santiamén. Me imagino moviendo la colita de alegría sólo con el hecho de una simple mirada...claro.. así después me pasa lo de siempre...me arrascan un poquito la barriga y me dejan tirada boca arriba sobre el suelo congelado...

De este modo, y aun habiendo elevado mi nivel de desconfianza e incredulidad, he aprendido a disfrutar con tan sólo un silbido, algo sumamente pequeño.

Indiscutiblemente, sigo siendo la misma inconformista de siempre, pero estoy cansada de luchar contra de la vida, por lo que he decidido dejarme llevar, y aceptar que tarde o temprano a mi también me llegará un golpe de suerte.

Perro ladrador, poco mordedor, ¿no?