Hace sol, pero se avecina una tormenta.
Un día precioso, cielo negro y luz amarilla.
Me quedaría en este preciso instante, las nubes se comen poco a poco la vida; ese momento justo antes de descargar su furia sobre las pequeñas cabecitas de la ciudad.
Y yo aquí pensando qué pasará en unos meses, mientras la oscuridad se desliza como sábana negra entre las calles.
A veces, cuando me obsesiono con los recuerdos, intento dispersar esos pensamientos imaginándome el futuro, jugando a ser dios con mi mente. Creando universos y personas, esperanzada por encontrarlos en algún lugar. No me preocupa no hallarlos finalmente porque seguirán habitando en mí para siempre, aunque en algunas ocasiones desearía que alguien también me imaginara a mí.
Y es que somos seres extraños, nos asusta desproporcionadamente la soledad.
Cuando me remuerden los sentimientos de perdida, me consuelo pensando que las personas son eventuales, llegan al igual que se van, pero siempre, y por suerte, haciéndonos aprender algo. Por eso, hay que dejarlas ir al igual que les abrimos las puertas cuando llegan, aunque nos dejen manchado de pisadas el pasillo de la entrada.
Ahora me toca irme a mí. Voilá, en 8 meses otro será mi hogar. Bienvenida a La France!
Oh la la, La Feance!, buen lugar, unas personas se van dejando añoranza otras alegría, huella al fin y al cabo, saludos
ResponderEliminarEstupendo destino, a veces los cambios traen consigo grandes cosas!
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana!
No se... yo ir a un sitio que no saben lo que es un flamenquín y el salmorejo, como que no.
ResponderEliminar@silvo: Siempre nos dejamos cosas atrás, así es la vida, pero estas cosas no hacen ser como somos, que seria de nosotros sin ellas? :)
ResponderEliminar@aida: ojalá y traigan aires nuevos, que realmente los necesito pronto..estoy al filo de volverme loca como siga aquí..
@Bubo: bueno, estoy de acuerdo en que como la comida española pocas.. pero tambien hay muchas cosas fuera que españa no tiene.