Simplemente, asentir, sonreir, y preguntarte, pero entonces "¿cómo estás tú?", es tan revitalizante como un buen chute de vitamina C en un día de resaca.
Después de unas semanas absenta de vida social y comiendome poco a poco a mí misma supongo que necesitaba un "cuentamelo todo".
Las charlas siempre te muestran otra manera, más objetiva, de ver las cosas. Asimilar que realmente, necesitas dejar tu pasado atrás, dar un paso importante en tu vida, y decir, bye bye; por mucho que duela, por mucho que quieras mantener a tu lado los fantasmas que te acompañan cada noche, es necesario saber poner fín a cada momento.
Hay que dejar marchar sentimientos de culpa, de negatividad, porque lo único que consigues de ese modo es quedarte congelada en un momento preciso. Renovar tu armario de vez en cuando es obligatorio si quieres dejar de calarte con aquellos zapatos que ya tienen agujeros del tamaño de un garbanzo y están raídos por las polillas.
Todos y cada una de las personas se plantean, al menos una vez en su vida, qué deben hacer, qué habría pasado...La clave está en admitir que todos vamos cambiando, que la vida va cambiando conforme crecemos, dependiendo del lugar en el que nos hayemos; y que las personas que formaron parte de nuestro universo un día están plantadas en ese pasado. Debemos quedarnos con lo positivo, pero concienciarnos profundamente que aunque fueron parte de nosotros actualmente no lo son. Se fueron, y al igual que ellos lo hicieron, nosotros lo hicimos del mismo modo. No somos la misma persona, y no volveremos a serlo ya que las circunstancias dadas en ese momento no volverán a ocurrir jamás.
Se me escapan las palabras, y sinceramente, aunque tengo muchas cosas en la cabeza por decir, algunas más vale guardárselas, porque nunca se sabe, y un talón de Aquiles, lo tenemos todos.
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