El universo se alía con los astros para mover un lugar de sitio. Y con ese lugar a todas las personas que lo plagan.
De la noche al día el paso es grande pero a la vez efímero, aunque con una gran belleza.
En ese momento solo es imprescindible un pensamiento para pasar de una madrugada acogedora, entre sábanas de ilusiones irrealizables, a un caracteristico amanecer cubierto de colores ácidos. Recapacitando sobre la marea provocada por el movimiento de la tierra, de ese mismo planeta que nos hace movernos de un lugar a otro comprobando la capacidad del acercamiento humano.
La vida pasa, sin ni siquiera percatarnos del echo de que pase de largo, sin saborearla del todo, dejandonos con un sabor amargo y rechistando entre dientes. Todo tiene su tiempo y su sitio y al igual que la tierra sigue girando nosotros debemos tener claro que nos sucede lo mismo, sin mas ni menos, caminamos hacia un futuro misterioso en el cual la lengua de los pajaros migratorios no nos sirve de nada.
Es dificil aceptar que ningun ser humano en el mundo tiene un sitio predeterminado sino que realmente nos componemos de lugares diferentes, de lunas llenas y menguantes que nos hacen ser lo que somos, simplemente debiles ante otros que de igual manera lo son, una capacidad que pocos son capaces de reconocer pero que cuando se hacen conscientes de ello convencen al mundo entero de lo maravilloso que puede ser el universo.
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