Me alimentan las ganas, no sé si de odiarte o de quererte.
Estrujo mis tripas entre agazapadas expiraciones de aire raido.
Y espero.
Espero mi turno.
Espero ese golpe de suerte, ese que me persiga como la sombra lúgubre del amanecer.
Inundando la inmensa soledad.
Desconociendo la figura protagonista.
Reivindicando la postura solemne del sol entre las tinieblas.
Y dando un paso atrás, como buen cobarde.
Aún deseando pegarle un mordisco al borde de tus dedos.
a veces hay que dejar de esperar, y empezar a actuar..ya lo decian por ahi... el que espera...desespera...
ResponderEliminarun saludo
Si...pero todos necesitamos un golpe de suerte.. que a veces de tanto buscarlo, nunca se encuentra.
ResponderEliminarUn beso